Se llamaba Alejandro Horacio García Martegani, pero lo apodaban el “Gallego”. Nació el 5 de Julio de 1954 en La Plata. En 1967 ingresó al Liceo Víctor Mercante, donde cursó de 1° a 4° año, pero terminó egresando de la Escuela Media n° 2. En 1973 integró la cuarta división en La Plata Rugby Club.
Al egresar del bachillerato, ingresó en 1974 en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP, donde se acercó a la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Cursó arquitectura durante dos años, estudios que interrumpió en 1976 -rindió una materia por última vez en abril- para cumplir el servicio militar, ingresando en el Batallón 601 de City Bell. Allí fue nombrado estafeta de correo, tarea que realizaba con su propia moto.
Una noche llegó a casa de sus padres un grupo de hombres con pasamontañas preguntando por Alejandro. El encargado del edificio les dijo que estaría de guardia en City Bell. Tras partir los hombres, el encargado notificó al hermano de Alejandro, quien se comunicó con este para informarle lo que lo buscaban. El «Gallego» se encontraba en lo de su abuela. Al día siguiente, al presentarse al Batallón 601, fue detenido. Al acercarse su hermano al Batallón le permitieron ver a Alejandro, quien le dijo que no sabía qué pasaba pero que no temía, ya que no había cometido ningún delito. Lo mismo hicieron sus padres a los pocos días, tras volver de viaje. Allí también se entrevistaron con el Teniente Coronel Amiano, quien les dijo que lo habían detenido “porque su nombre figuraba en la agenda de un subversivo”.
Alejandro permaneció detenido varios meses con la promesa de que sería liberado en el corto plazo. Sin embargo, en enero de 1977 su familia fue notificada de que lo trasladarían al Regimiento 10 de Montaña en Neuquén para terminar allí su conscripción. Es liberado y pasa unos días con su familia antes de salir para Neuquén. Antes de partir, contó a sus padres que en su detención lo habían picaneado e interrogado.
Ya en Neuquén, mantuvo correspondencia con su familia de manera regular. En abril dejaron de recibir cartas, por lo que se preocuparon y se comunicaron con el regimiento, desde donde se negaron a darles información por teléfono. La familia se trasladó a Neuquén y el 9 de mayo lograron hablar con el Teniente Coronel Ventura, a cargo del Regimiento 10. Les comunicó que Alejandro había desertado el 16 de marzo, al salir de licencia junto a otros tres conscriptos. La familia le pidió las direcciones y nombres de los otros conscriptos, ya que no creyeron la versión de la deserción, y el ejército les brindó direcciones falsas. A pesar de esto, Olga, la madre, logró rastrear las verdaderas direcciones y dar con los compañeros de su hijo.
De esta manera se enteraron de que Alejandro fue demorado en la puerta del regimiento cuando salían de licencia por un oficial de apellido Machado, quien le dijo que tenía que darle una carta y le indicó al grupo que no lo esperen y sigan su curso. Al alejarse, uno de sus compañeros volteó y pudo ver cómo lo subían a un auto verde.
Olga Martegani presentó un habeas corpus, asentó denuncias en comisarías, se entrevistó con representantes de la iglesia y con ex detenidos y volvió al Regimiento 10 de Montaña, donde fue muy mal recibida. Su testimonio fue recogido por el Tribunal Oral n°1 de La Plata en la causa “La Cacha”. Por testimonios de sobrevivientes, se sabe que Alejandro pasó por ese Centro Clandestino de Detención, donde fue visto por última vez. Tenía 23 años.
El caso de Alejandro está incluido en la causa judicial en la que se investigaron, probaron y condenaron delitos de lesa humanidad, causa n°3389/12, “La Cacha”. Sentencia dictada por el Tribunal Oral n°1 de La Plata. Alejandro continúa desaparecido.
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